lunes, 2 de agosto de 2010

AMADO NERVO. En el 140 aniversario (1)

El 27 de Agosto de 1870, nace en la ciudad de Tepic, Nayarit, un hombre quien años después sería uno de los más grandes poetas que México hubiera tenido. Este hombre es AMADO NERVO.

Amado Nervo, insigne poeta Mexicano, sus primeros estudios los realizó en el colegío de San Luis de Gonzaga. Educado bajo orientaciones religiosas en su niñez y gran parte de su juventud en el seminario de Zamora, (la índole mística de su propio espíritu, se perciben en gran parte de su obra literaria), continuó sus estudios en la ciudad de México y logro titularse como licenciado en Derecho; para ejercer como abogado se estableció en Mazatlán, Sinaloa, siendo el tiempo favorable para que Amado Nervo comenzara a escribir. posteriormente se dedicó a la diplomacia.

En la primera época deslumbradora y rica en sutilezas se refleja la influencia de la escuela simbolista Francesa, "Perlas negras", "Jardines Interiores", "El Exodo" y "Las Flores del Camino", son obras eminentes de este período.

En la segunda alcanza la sencillez en voz baja.

Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!
¡que rubios cabellos
de trigo garzul!
¡Qué ritmo en el paso!
¡Qué innata realeza de porte!
¡Qué formas bajo fino tul!
paso con su madre. volvió la cabeza
¡me clavó muy hondo su mirada azul!
Quedé como en éxtasis...

Con febril premura,
"siguela" gritaron cuerpo y alma al par.

...pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,
y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos, ¡la dejé pasar!

Serenidad, son muestras de esa gran altura lograda en el estilo.

En la tercera, por fin, se afirma en esa cumbre y se revela invadido por un original ascetismo.

Al cruzar los caminos, el viajero decía,
mientras lento su báculo con tedioso compás
las malezas hollaba, los guijarros hería.
al cruzar los caminos, el viajero decía:
"¡He matado al anhelo para siempre jamás!"

"¡Nada quiero, ya nada, ni el azul, ni la lluvia,
ni las moras de agosto, ni las fresas de abril,
ni amar yo a la trigueña, ni que me ame la rubia,
ni alabanza de dicto, ni zalema de vil!"

Huye hasta el artificio de la rima en plenitud y en elevación, y aunque vuelve a usar de él en sus últimas producciones, "La amada inmóvil", "El estanque de los Lotos", "El arquero divino", es dueño siempre de su verso.